Tratamiento de las cicatrices y queloides con acupuntura

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Los Olmecas utilizaban la escarificación como medio decorativo de sus cuerpos. En la era moderna, las mujeres de Nubia, en Sudán, también se escarificaban con queloides faciales como forma decorativa.

Los queloides son lesiones de la piel formadas por crecimientos exagerados del tejido cicatrizal en el lugar donde se ha producido una lesión cutánea, que puede deberse a una incisión quirúrgica, heridas traumáticas, sitios de vacunación, quemaduras, varicela, acné, radiación, piercings o incluso pequeñas lesiones o raspaduras.

Al contrario que otras cicatrices hipertróficas, la mayoría de los queloides no se aplanan ni se hacen menos visibles con los años. La diferencia entre una cicatriz hipertrófica y un queloide reside en la capacidad del queloide de extenderse en superficie, mientras que las cicatrices hipertróficas se extienden en grosor, sin superar los límites de la lesión originaria.

Los queloides extensos, además de causar problemas estéticos, pueden limitar la movilidad de las manos, pies o extremidades.

Los queloides fueron descritos por los cirujanos egipcios ya en el 1700 a. C., Jean Louis Alibert identificó el queloide como una entidad en 1806 y lo llamó cancroide. Posteriormente, modificó el nombre a queloide, con el fin de evitar una connotación cancerígena. La palabra se deriva del griego χηλή jelé, que significa «pinza de cangrejo», y el sufijo -oide «con forma de». Su clínica en el Hospital Saint Louis, fue por muchos años el centro mundial de dermatología.

El mecanismo de la cicatrización es regulado por señales bioquímicas muy complejas, que impulsan moléculas efectoras a actuar en el momento preciso. Este sistema complejo, es muy vulnerable y cualquier señal anómala puede inducir una cicatrización anormal, dando lugar a la formación de cicatrices hipertróficas y queloides.

Los queloides y cicatrices hipertróficas son, pues, el resultado de una proliferación benigna del tejido fibroso dérmico, normalmente como resultado de una exagerada respuesta tisular a un traumatismo dérmico, producido por diversas causas en personas predispuestas.

Proceso de cicatrización

La cicatrización de una herida es un conjunto de cinco fases que se solapan en el tiempo. Estas fases son

Hemostasia: Esta fase dura unas cinco horas tras producirse la lesión. El primer paso del organismo es la formación de un coágulo de sangre que tapone los vasos sanguíneos lesionados, para impedir la contaminación bacteriana y la salida de fluidos. Se produce una retracción de los bordes de la herida y contracción tisular. Los vasos presentan una vasoconstricción refleja intensa durante 10 minutos. Las plaquetas comienzan a agregarse y los factores de la coagulación activan la cascada de la coagulación. El coágulo proporciona una matriz provisional, a través de la cual se produce la migración de células inflamatorias. Las plaquetas secuestradas liberan una serie de factores de crecimiento, entre los cuáles se encuentra el factor transformador de crecimiento Beta (TGF- β), que induce el reclutamiento de células inflamatorias, la formación de matriz y la neovascularización.

Inflamación: Este periodo dura unos cinco días y se caracteriza clínicamente por calor, rubor, tumor y dolor. Una vez lograda la hemostasia, se liberan aminas vasoactivas en la zona dañada, que producen la dilatación de los capilares no lesionados y el inicio de la exudación de la herida. Los neutrófilos llegan a la zona, tras una gran variedad de señales quimiotácticas, e inician la fagocitosis. Los monocitos actúan amplificando y controlando la respuesta inflamatoria. Tan pronto como los monocitos circulantes entran en la herida se activan y se convierten en macrófagos, los cuáles continúan destruyendo bacterias, desbridando la herida, y secretando citoquinas y factores de crecimiento indispensables para el proceso de cicatrización. Modulan la acción de los queratinocitos para la epitelización, de los fibroblastos para la formación de matriz celular y de las células musculares lisas y células endoteliales para la angiogénesis.

Proliferación: Tras la fase inflamatoria, llega la fase de proliferación celular. El número de macrófagos desciende y otras células como los fibroblastos, células endoteliales y queratinocitos, comienzan a sintetizar nuevos factores de crecimiento que seguirán estimulando la proliferación. La epitelización comienza rápidamente tras la agresión y dura hasta el tercer día aproximadamente. Los queratinocitos migran desde áreas vecinas (folículos pilosos y glándulas anexas) y proliferan, restaurando así el epitelio. Los restos de tejido, la fibrina y los leucocitos forman una costra por debajo de la cual ocurre la epitelización. El colágeno, principal proteína estructural del tejido cicatricial, proporciona la fuerza tensora a la cicatriz. En la cicatrización normal hay un equilibrio entre la producción de colágeno y su degradación. Las colagenasas producidas por leucocitos y macrófagos se encargan de la destrucción del colágeno. A lo largo del proceso de cicatrización predominan diferentes tipos de colágeno. En fases iniciales se sintetiza y deposita colágeno tipo III, pero es rápidamente reemplazado por tipo I, el predominante en la piel.

Remodelación: Es la fase más larga de la cicatrización y puede durar meses o años. Durante la remodelación, la fuerza tensional aumenta a pesar de la disminución de la cantidad de colágeno. Este fenómeno es debido a la modificación estructural del colágeno depositado. Este es, sin embargo, un proceso imperfecto y el colágeno de la cicatriz no alcanza el patrón de organización normal, por lo que la fuerza tensional de la cicatriz nunca es igual a la de la piel sana. La herida tiene sólo el 5% de su resistencia a la tracción original a las 2 semanas y el 35% un mes después, siendo alcanzada la resistencia definitiva pasados varios meses de la lesión.

Contracción: El área de superficie cruenta disminuye mediante la reducción concéntrica del tamaño de la herida. La contracción no se produce en presencia de tejido necrótico o infección local. Los miofibroblastos, que son el principal tipo de células del tejido de granulación, son fibroblastos modificados que presentan algunas características típicas de las células musculares lisas. Contienen haces de microfilamentos con cuerpos densos, similares a aquellos encontrados en las células musculares. Estas características sugieren que los miofibroblastos son responsables, por la fuerza de contracción de la herida y por las contracturas patológicas observadas en las cicatrices hipertróficas.

Factores que intervienen en la cicatrización de una herida

El proceso de cicatrización de una herida se puede ver afectado por varios factores, los más importantes son:

  • Tamaño y tipo de la herida
  • Infección.
  • Localización y vascularización.
  • Infecciones sistémicas.
  • Vasculopatías.
  • Medicamentos cómo los antiinflamatorios no esteroideos, los corticoides, la penicilamina, los anticoagulantes o antineoplásicos.
  • Edad avanzada.
  • Alcoholismo y tabaquismo.
  • Malnutrición.
  • Patologías asociadas cómo una uremia aguda, diabetes, anemia grave, etc.

Cómo trata la medicina occidental los queloides

  • Cirugía: requiere grandes cuidados pre y post operatorios. Algunos queloides que reaparecen tras su extracción pueden ser más grandes que los originales, existiendo cerca de un 50% de probabilidad de recurrencia tras la cirugía.
  • Apósitos: los apósitos de gel de silicona u hojas de silástico han sido ensayados exitosamente como forma de reducir la prominencia de los queloides a lo largo del tiempo.
  • Esteroides inyectables: son utilizados principalmente cuando la cicatriz comienza a espesarse y cuando el paciente posee un historial de formación de queloides. Las inyeciones con acetonato de triancinolona u otro corticosteroide pueden reducir el tamaño del queloide, aunque las inyecciones pueden ser un tanto incómodas.
  • Compresión: las vendas de compresión, aplicadas durante varios meses sobre el queloide, provocan la reducción de las dimensiones de la lesión.
  • Criocirugía: la criocirugía es un excelente tratamiento para los queloides pequeños y que ocurren en pieles levemente pigmentadas. Se suele combinar con inyecciones mensuales de cortisona. El uso de la crioterapia es limitado ya que causa una despigmentación de la piel y se corre el riesgo de producir una reducción de la circulación sanguínea subyacente. Su efecto es una quemadura local por congelación.
  • Radioterapia: puede ser usada, pero en bajas cantidades para no afectar órganos internos. Los tratamientos con radiación pueden reducir la formación de una cicatriz si es usada después de una cirugía, durante el tiempo en que la herida quirúrgica se está curando.
  • Terapia con láser: es una alternativa a la cirugía convencional de remoción de queloides.

Tratamiento de acupuntura para cicatrices y queloides

Lo primero que tenemos que tener en cuenta a la hora de tratar una cicatriz o queloide con Acupuntura y Medicina Tradicional China es la localización del mismo. Una Cicatriz siempre va a obstaculizar en menor o mayor medida el flujo de Qi de los Meridianos sobre los que se encuentran. Cuanto más profunda y grande sea la cicatriz más reducido estará el flujo de Energía.

Os voy a relatar lo que ocurrió con un paciente en nuestra consulta cuanto tratamos una queloide que tenía desde hacía más de 17 años.

El Paciente acudió a la consulta para tratar otras dolencias, y durante el tratamiento al colocar las agujas vi la queloide que tenía en el lado derecho del abdomen y le pregunté por ella. Se trataba de una cicatriz resultante de una operación del ovario derecho. La queloide era muy grade y abultada y le comenté que teníamos que tratarla ya que seccionaba dos meridianos, el de Bazo y el de Estómago, los cuales estábamos tratando para solucionar su dolencia principal.

Tras dos sesiones de acupuntura para la queloide me comento que había tenido relaciones con su marido y las sensaciones habían sido completamente distintas, como lo eran antes de la operación.

Una vez localizado el meridiano afectado podemos emplear alguna aguja distal para tonificar el órgano afectado si es necesario. A continuación, pasamos tratamiento estético de la cicatriz.

Para ello colocaremos agujas en los extremos de la cicatriz e iremos colocando agujas de forma transversal a lo largo de la cicatriz alternado la parte superior e inferior de la cicatriz. El número de agujas dependerá con la longitud de la cicatriz o queloide a tatar.

Una vez colocadas las agujas procederemos a conectar las dos aguas de los extremos de la cicatriz a un electroacupuntor para aumentar la irrigación sanguínea, haciendo que la remodelación de la piel libere los tejidos afectados. Nosotros combinamos la electroacupuntura con láser para obtener los mejores resultados.

Una vez finalizado, trabajaremos la cicatriz con “gua sha” y ventosa de paseo para romper posibles adherencias. También podemos aplicar martillo de 7 puntas o rodillo dermatológico.

Al principio del tratamiento la cicatriz cambiará de color e irá reduciendo de tamaño, hasta disminuir de tamaño o desaparecer casi por completo.

El período idóneo para tratar la cicatriz y obtener los mejores resultados es:

  • Hasta los 3 meses: momento ideal, posibilidad de éxito muy elevada
  • Hasta los 6 meses: momento óptimo, se pueden conseguir resultados muy buenos, pero es posible que requiera algo más de tiempo que el período anterior
  • 1 año o más: Las posibilidades se reducen. Aun así, vale la pena probar porque existen pacientes que son reactivos al tratamiento, aunque los resultados que se obtengan no sean tan buenos como los estadios anteriores.

Fernando López Sánchez
Telf. 644 19 11 19
madridacupuntura.com

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