La vuelta a trabajar con idiotas

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Tras el descanso de las vacaciones, llega la hora de volver a la normalidad y, lo más duro en muchos casos, al trabajo. Como cuando éramos pequeños días antes de empezar el cole, puede hacérsenos un nudo en el estómago sólo de pensar en el primer día de trabajo. Reencontrarnos con esta persona a la que no podemos ni ver, aguantar las bromas sin gracia de aquel otro, las manías de aquel que quiere decirte siempre cómo hacer las cosas…, y nosotros sintiendo que claramente deben de estar tarados porque no se comportan de manera “normal”.

La esperanza es siempre la misma: ¡que cambien! Lo malo es que eso es algo que no depende de ti y que, además, probablemente no pase. Cada uno puede cambiar, por supuesto, el tema es que no creo que lo hagan para que tú seas más feliz o vayas con más tranquilidad a trabajar. Entonces ¿no hay esperanza? Personalmente, creo que siempre hay un aprendizaje y es bueno encontrarlo antes de pensar en cambiar de lugar de trabajo si ese nos gusta. Sobre todo, porque en cualquier sitio te puedes encontrar patrones similares. Así que ¿por qué no entender lo que está pasando? ¿por qué no aceptar que puede haber muchas maneras de ser “normal”? ¿y si resulta que todo eso que hacen, y es molesto, resulta que tiene un sentido?

Quizás esa persona a la que no podemos ni ver porque es distante y parece que se cree superior al resto, en realidad sea tímida y en su casa le dijeron que las jerarquías eran algo muy importante, que definía su valor como persona y no se da cuenta del vacío interno que eso genera. Puede que, el que haga bromas sin gracia tenga problemas para comunicarse, o terror a hacerlo, porque considera que los demás son seres muy extraños, e intente romper la incomodidad de las relaciones saliendo con lo primero que le cruza la cabeza o siendo directamente un borde. Y la persona que va dando clases magistrales sobre la manera correcta de hacer las cosas, es probable que esté convencida que hace un favor a los demás al hacerlo y que así el mundo se acercará más a su idea de perfección.

Incluso puede que tú hagas cosas que molestan profundamente a los demás, y no te hayas dado ni cuenta porque para ti es lo “normal” y no hay ninguna mala intención en ello. 

Estamos educados para no entendernos. Todos tenemos la tendencia a pensar que nuestra manera es “la” manera y nos cuesta salir de ahí. ¿Qué pensarías si te dijera que hay nueve formas básicas de entender la vida? Es decir, la tuya y ocho más. Cada una con sus prioridades, sus tendencias, con cosas que les molestan, les dan miedo, les entusiasman, con ciertas emociones cómodas y ciertas emociones incómodas… ¿Cómo te quedas?

El método para estudiarlas se llama “Eneagrama”. “Enea” significa exactamente eso, nueve. Y “grama” como ya supondrás se refiere a un dibujo, ya que el sistema se basa en un gráfico que indica las relaciones entre los distintos tipos de personalidad. 

El Eneagrama es algo sencillamente apasionante. Estudiarlo te cambia la vida, la manera de verte a ti y a los demás. Es como si todas esas piezas que nunca encajarán de la forma de actuar de los demás de pronto cobraran sentido. Eso, naturalmente, incluye a compañeros de trabajo, jefes, pareja, padres, hermanos y cualquier ser humano que exista. Para mí es como si después de años en la Tierra sin comprender nada, alguien te diera el “Manual de instrucciones para humanos”. Con información detallada de cómo funciona cada uno, de las razones que le mueven, de sus intenciones, de su sentir, de sus prioridades en la vida. Y después de vivir a ciegas durante años todo cobrara sentido.

Somos seres sociales, dependemos de los demás, es el otro el que nos impulsa y nos ayuda a mirar dentro de nosotros. Sin embargo, las relaciones no suelen ser sencillas, ni las laborales ni las personales. Principalmente, lo que pasa es que todos hacemos muchas suposiciones de cómo deben de ser las cosas, de cuál es la manera correcta de comportarse en la vida y con el otro y resulta que el otro tiene otras suposiciones que no tienen nada que ver con las tuyas. Y, eso sí, todos estamos convencidos de que las nuestras son las correctas. 

El Eneagrama es el método más potente de autoconocimiento y desarrollo personal. Lo están usando en selección de personal, en colegios y en empresas (tanto para liderar mejor como para trabajar mejor en equipo). Conocer a los demás no va a hacer que todo lo que hagan te parezca estupendo, ni que te vayan a caer mejor. Lo que si hace es que dejes de preguntarte por qué no son normales y comiences a observar, a comprender y a aceptar que son así, que no es nada en contra tuyo y que tiene su sentido. Esto te puedo asegurar que da mucha paz interior. 

Y el tener la oportunidad de ver tus propios patrones, tendencias y estructuras internas tampoco es algo que pase todos los días. Hará que seas más flexible contigo, que te aceptes más y también que veas que eres mucho más que todo eso.

Volver al trabajo, comer con la familia o tener pareja, son situaciones que pueden disfrutarse y, al mismo tiempo, ser retos importantes. Cómo lo tomes depende de cuánto te conozcas y cuánto conozcas a los demás, así que todas las emociones y la experiencia resultante depende en gran parte de ti. Para mí esa es la parte buena, porque todo el poder lo tienes tú.

Raquel Rus
www.raquelrus.es
Profesora certificada de Eneagrama y EFT. Especialista en Psicología energética y Gestión emocional.
raquelrus@hekay.es

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