La reflexoterapia podal en los casos de prótesis

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En los años que llevo trabajando con la reflexoterapia podal he tenido varios casos de clientes con prótesis o también con placas de titanio que les sujetaban diferentes vértebras, articulaciones o huesos. Venían a tratamiento porque les costaba mucho adaptarse a ellas y les producían molestias no sólo físicas sino también de aceptación de las mismas.

Cuando aprendí reflexoterapia una de las cosas que nos enseñaron era que si la persona tenía una prótesis, la zona refleja correspondiente no se debía de tratar para no provocar un rechazo de la misma.

Sin embargo, a medida que he ido trabajando en este tipo de casos, lo que he observado es justamente lo contrario ya que se reducen las molestias que pueda producir la prótesis y se integra mucho mejor tanto física como emocionalmente.

Sólo si el material con el que estuviera hecha pudiera producir algún tipo de reacción alérgica se darían problemas, pero no porque se hiciera reflexoterapia, sino porque el sistema inmunológico reaccionaría frente a él. 

Hoy en día eso sucede cada vez menos porque los materiales están muy estudiados para que sean biocompatibles, por tanto es más raro que haya un rechazo.

Hace varios años traté a una clienta que llevaba una placa de titanio entre las vértebras  cervicales C5 y C6 debido a que le habían operado una hernia discal, vino a tratamiento porque no  acababa de aceptar la prótesis y además, tenía constantes dolores en el cuello y hombro izquierdos.

La primera vez que vino a mi consulta fue muy gracioso porque según entró me dijo que era veterinaria y que no creía en nada de esto, pero que una amiga mía le había hablado de mí y había decidido llamarme. Yo le dije que no hacía falta creer para que la terapia funcionase.

Cuando me mostró la radiografía, vi que uno de los tornillos que sujetaba la placa estaba ligeramente más fuera que el otro y eso, al tragar, le producía una sensación extraña en el esófago, como si se le atascara el alimento. 

Le trabajé primero con un poco de masaje suave directamente sobre la espalda y después con reflexoterapia podal. A las pocas sesiones el dolor del cuello y del hombro había desaparecido y tragaba ya sin esa sensación. Lo que más llamó mi atención fue que por fin sentía que aceptaba mental y emocionalmente la placa que llevaba.

Cuando terminamos el tratamiento y vio los resultados se convirtió en una fan de la reflexoterapia y de hecho me mando varias clientas.

Otra clienta que tuve y que también evolucionó muy bien, llevaba una placa de titanio sujetándole toda la columna vertebral, se la habían colocado al operarla de una escoliosis de alto grado. Unos meses después de la cirugía comenzó a tener dolores de ciática. 

El médico que la había operado le dijo que no venían de la intervención, que eso era otra cosa diferente. La traté durante ocho sesiones, y conseguimos que el dolor desapareciera. Un mes después consiguió realizar el sueño de su vida, aprender a esquiar.

También he tenido otros casos de prótesis de rodilla, de hecho, una de mis clientas desde hace un tiempo se operó la primavera pasada y ya desde el primer momento lo llevó bien, porque tenía muy claro que necesitaba la prótesis. Le quedó una sensación extraña al principio pero como se ha seguido tratando después de la operación, al trabajarle la zona refleja de rodilla la sensación ha desaparecido enseguida.

También he tenido a personas que llevaban placas y tornillos en el propio pie, y haciéndoles reflexoterapia y masaje, en unas cuantas sesiones han conseguido no sólo aliviar el dolor sino caminar mucho mejor.

Actualmente trato a una clienta que lleva una placa de titanio en el hombro debido a una caída. Cuando le trabajo la zona refleja y ya durante el propio tratamiento, consigue levantar mejor el brazo sin que le tire ni le moleste.

He visto muy buenos resultados en casos en los que se llevan clavos para sujetar un hueso mientras suelda correctamente. Tuve hace un tiempo un cliente que termino siendo alumno de reflexoterapia podal que se había caído fracturándose el húmero, para que todo soldara correctamente le pusieron dos clavos.

Al tratarle no sólo le mejoró del dolor sino que cuando retiraron los clavos se recuperó rápidamente. También mejoró mucho una clienta que en una caída se rompió la rótula en tres pedazos, vino a tratarse mientras llevaba los clavos sujetándole el hueso, y después de que se los quitaran; también quedó perfectamente.

Mi experiencia en los casos de prótesis siempre ha sido positiva, nunca he tenido a nadie que haya sufrido rechazo, pero siempre aconsejo a los alumnos que al comenzar el tratamiento, en la primera sesión la zona refleja que se corresponde, se trabaje con más cuidado, sin presionar excesivamente el punto, sólo lo que la persona pueda soportar bien; si mantenemos ahí  la presión dejando que la fascia se libere, observamos que provoca pequeños movimientos en el pie y sensación de relajación.

Durante el tratamiento debemos tener en cuenta la cicatriz que hay en el tejido cercano a la prótesis y trabajarla con reflexoterapia, pues todas las cicatrices alteran la unidad de la fascia en la región donde se localicen, si conseguimos liberarla estaremos ayudando también a que la persona acepte mejor la prótesis.

Prácticamente todas las contraindicaciones que me enseñaron cuando empezaba con la reflexoterapia podal hace años que dejaron de tener sentido, porque si la reflexoterapia es una técnica que trata de devolver el equilibrio al cuerpo, no va a trabajar en su contra, lo único que puede ocurrir es que la persona no consiga los objetivos deseados porque sus mecanismos de regulación ya no la permitan recuperarse. 

Carmen Benito Rico
Licenciada en Biología
Diplomada en Reflexoterapia Podal
www.carmenbenitobioestetica.com

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