Homenaje a un acontecimiento inolvidable

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La historia de cómo conocí al gran Maestro Sivananda de Rishikesh y a su fiel discípulo, Swami Vishnudevananda

Conocí a Swami Vishnudevananda cuando era un joven discípulo de Sivananda, al poco de que él llegara a Montreal para fundar un centro de yoga. Por esas fechas, yo estaba empezando a dar clase.

Por increíble que parezca, en mi infancia, a los cuatro años, había tenido una experiencia visionaria de su maestro Sivananda. Desde entonces, lo había vuelto a ver en varias ocasiones sin saber quién era.

Durante una experiencia de la luz universal que tuve de pequeña, un sabio apareció en mi conciencia y me dijo que debía llevar una vida pura por el camino espiritual y dedicarme a ayudar a niños enfermos con los dones especiales que había recibido para este propósito y para otro.

Por lo que he ido descubriendo desde entonces, el otro propósito es demostrar el potencial psíquico y espiritual que Dios nos ha otorgado de forma natural para trascender el cuerpo físico. Ello nos sirve para darnos cuenta de que la chispa divina que hay en nosotros es inmortal y que el alma continúa tras el cambio al que llamamos muerte.

Esa misma figura continuó apareciéndose ante mí para darme apoyo y guiarme conforme iba creciendo, y también urante mis estudios universitarios y cuando trabajaba con niños.

Más adelante, el día inolvidable en que entré en el centro de yoga de la calle St. Lawrence de Montreal y conocí a Swami Vishnudevananda, reconocí al instante la fotografía de su maestro, la cual colgaba de la pared en el pasillo de enfrente. ¡Era el sabio desconocido que se me había estado apareciendo desde mi infancia!

Se trataba de Swami Sivananda, el gran santo de Rishikesh (el Himalaya), quien todavía seguía vivo en su cuerpo físico en la India. Con el tiempo, cuando leí los trabajos de Sivananda y la historia de su vida y participé en oraciones y clases de yoga según la tradición que él había iniciado, supe que en ese día había creado en la Tierra una conexión que ya había sido creada en el cielo… ¡con el sabio de Rishikesh!

Homenaje a un acontecimiento inolvidable
Dra. Marilyn Rossner
Traducción: Davinia Albert, Nereida Sologuren
www.translation-boutique.com

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