Escuelas Transformadoras

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Cuando hace 30 años decidí trabajar para los niños pobres de Nepal, los que sufren, los desahuciados, los mendigos, los que van descalzos y piden limosna por las calles. Cuando decidí establecer escuelas gratuitas para ellos, empecé mi propio camino contracorriente; de marginación de desespero y de soledad.

El dolor de los pobres se hizo mi compañero de viaje, porque empecé a sentir la opresión de aquellos a quienes les interesa que siga habiendo pobres, para poder continuar con los beneficios de la explotación a todos los niveles. Eso me hizo comprender que tenía que definir muy bien el método, la manera y la forma en que iba a educar a esos niños. Y que detrás de la palabra educación tenía que añadir muchos otros términos para que lo pobres pudieran levantar la losa que habían colocado sobre sus cabezas. Una losa que les impedía ver con claridad el origen de su dolor.

Pronto me di cuenta de que, para salir de sus miserias, no bastaba sólo con que supieran leer y escribir, o con enseñarles matemáticas y geografía. Necesitaba llegar a reorganizar un corazón dañado y ultrajado y una mente abducida por creencias ancestrales que les habían mutilado la dignidad, ya que habían aceptado, sin oposición, lo que yo denomino los tres venenos de la mente: el “No puedo” “No debo” “No merezco”. 

Fue entonces cuando empecé a investigar sobre la naturaleza de la mente humana y la influencia que tiene esa mente en el desarrollo de los hábitos, las virtudes, las creencias, las relaciones, la comunicación y en la felicidad de las personas.

Con el paso del tiempo, esa investigación se convirtió en una serie de descubrimientos maravillosos que yo empecé a trabajar en las escuelas, de manera tan prioritaria y sistematizada como se impartían las matemáticas o las ciencias, convirtiéndose en una asignatura que se llama “Madurez Mental “. 

La llamo asignatura por ofrecer una nomenclatura lo mas parecido a nuestro sistema educativo, pero en realidad no se trata de conceptos globales de los que se tenga que pasar un examen; los niños los aprenden de manera totalmente práctica, individualizada y según vayan sucediendo sus propias experiencias y vivencias, porque trata de conceptos relacionados directamente con la mente: observan el estado de su corazón, las emociones, la resolución de conflictos, los lazos familiares, comunitarios y ancestrales que los determinan.

Este fue el inicio de mi método educativo, y gracias a ello, los niños que empezaron conmigo hace treinta años, consiguieron superar el estigma social que arrastraban por una situación vejatoria, por la pobreza, por haber nacido en una casta inferior, o por no tener casta. Esta metodología se llama “Pedagogía Transformadora” (PT), o el  “Método de la Transformación Evolutiva”.

El lector tal vez se pregunte en que se diferencia esta metodología de otras. Lo que sucede, en la mayoría de las escuelas, es que están equipadas con espacios, materiales y currículo educativo para transmitir asignaturas de carácter académico, científico, técnico, deportivo, cultural, artístico etc. Pero no hay ningún espacio, materiales, contenido curricular, ni maestros especialistas, que preparen a nuestros estudiantes en las materias que yo expongo en la “Madurez Mental”. Sin embargo, constantemente, se nos está exigiendo que practiquemos esa asignatura que nunca hemos aprendido porque nunca nos enseñaron; nos exigen a estar atentos, a respetar, a ser honestos, a ser disciplinados, a dar las gracias, a pedir perdón, a no decir mentiras, a ser bondadosos, a ser buenos hijos, a ser padres perfectos, a cooperar como vecinos, a ser excelentes hermanos, a ser solidarios, a tener empatía y a un largo etcétera. Y si no actuamos según las exigencias, la mayoría de las veces, nos vemos envueltos en discusiones, peleas, enfrentamientos y conflictos, causando muchísimo sufrimiento para nosotros mismos y para los seres implicados.

La Pedagogía Transformadora propone técnicas, materiales, actividades y experiencias de vida que ayudan a las personas a disponer de una serie de recursos: habilidades, destrezas y hábitos adquiridos para actuar, consecuentemente, ante las situaciones adversas, sin dejarse llevar por las emociones negativas.

Por ejemplo, en la (PT) tenemos un ejercicio que se llama “CONCIENCIA MENTAL”.

Se trata de una actividad que, en las Escuelas Transformadoras, se repite cinco o seis veces todos los días para que el niño aprenda a observar los movimientos de su mente y a mantener conciencia sobre la naturaleza de esta. Esta práctica genera el hábito de analizar los pensamientos y ayuda a la persona a entender la relación que tienen los pensamientos con las emociones, las palabras y los hechos.

Por suerte, en los últimos años, hemos empezado a hablar abiertamente en sociedad de “Mindfulness” y otros conceptos esenciales e importantes para que se produzca el verdadero progreso del ser humano.

Algunos de esos conceptos los hemos normalizado lingüísticamente y se han integrado en nuestras conversaciones y vocabularios. Este es un avance y un primer paso a tener en cuenta. Lo que sucede es que, para tener una mente consciente, hace falta construirla desde la base, cuando el niño está formando su estructura mental y se están edificando los que van a ser los cimientos de su madurez mental. Significa que no es un aprendizaje que surge espontáneamente, de la nada, como se crían las setas en el monte. Es una edificación que nace de la intención diaria de poner a la persona en contacto con su verdadera naturaleza, a través de crear el habito de analizar su realidad inmediata. En el curso de Pedagogía Transformadora que se va a impartir en Segovia los días 22-23-24 de enero 2019, vamos a tratar, entre otros, el ejercicio de “Conciencia Mental” para que todos los asistentes podáis daros cuenta de la potencia que tiene vuestra mente, analizando vuestra capacidad de concertación, observando vuestras múltiples formas de aprendizaje, identificando si lo que aprendéis es de alguna utilidad o lo habéis hecho por imposición, por rutina o por otros motivos.

Tengo la certeza de que se avecina una nueva revolución: yo le llamo “la evolución de la mente humana” que, forzosamente, pasa por incluir contenidos como los que cito, para que formen parte del currículo educativo actual.

Victoria Subirana
Escuelas Trasnformadoras
www.escuelastransformadoras.com/espaol
victoriasubirana@eduqual.org

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